"UNO X UNO"
Tinta 2019
Al mencionar a Carlos Alonso muchos pensaran
automáticamente en el dibujante, el famoso genio de la línea, que ha creado
hermosas y terribles imágenes, como su famosa serie de dibujos y pinturas “El
ganado y lo perdido” o la desgarradora “Hay que comer”, sin dudas es mi artista
visual preferido del arte argentino. Pero también, existe otro Carlos Alonso
que admiro, que crea imágenes bellas y desgarradoras a partir del sonido. Para
quien no sepa, viene haciendo música desde la década del 60, y entre otras
cosas es uno de los pioneros de la música electrónica.
Al igual que el dibujante, es ecléctico, no se
queda en un lugar, siempre parece estar en una búsqueda constante, su paleta es
muy variada, a veces más rock, otras veces mas acústico y otras puramente
electrónico. Pero ojo, si bien esa paleta es amplia, suele tender a los valores
mas bien bajos (oscuros).
Desde la década del 80 lidera su proyecto “Uno x
Uno”, con el que recorrió, en todos estos años, el punk, post punk, dark,
industrial, tecno pop y hasta el tango. Sin claudicar en su postura estética, y
cuando hablo de postura estética me refiero a una manera de hacer arte, que
tiene que ver con tomar riesgos, algunas veces por estar adelantado a su tiempo
o quizás por ser consideradas propuestas extremas por cierta parte de los
medios, quedan afuera del gran mercado artístico. También creo que es una
elección, que toman ciertos artistas a la hora de hacer y mostrar su obra. Por
otro lado, puede que el mercado no sea algo que les preocupe demasiado, sino
harían otra cosa. Esos riesgos posicionan al artista en un lugar de los que
algunos reniegan que es el “Artista de culto”. Ahora bien, ¿Qué es un artista
de culto? ¿Alguien que crea cosas para unos pocos? ¿Para entendidos? ¿Para
ellos mismos? ¿Un poco de todo esto? Puede ser.
El viernes 22 de noviembre pude volver a ver a
UXU, esta vez en formato electrónico. Luego de la insistencia de Mauro, un
compañero de trabajo, que además es amigo de Carlos y a quien agradezco su
insistencia de ir a verlos.
Para empezar, abría el show “Honduras”, una banda
que no conocía y que me gustó mucho. Recomiendo su último disco “El Cimarrón”.
Dos tecladistas y un guitarrista crean atmósferas de ensueño, el guitarrista
parece flotar en la música, un verdadero viaje. Impactantes visual y
sonoramente. Nos quedamos en la entrada del recinto tomando una cerveza con
Mauro y Martín (otro amigo), y no dejaban de sonar unos teclados constantes,
parecía como si nos llamaran. ¿Esto es Honduras?, le pregunté a Mauro. Sí, ¿nunca
los viste?, está buenísima la banda y es muy lindo verlos. Entramos y nos
sentamos en el piso, hace rato no veía algo de tan cerca y fue muy agradable.
Enseguida entendí que estábamos donde había que estar. Un lugar oscuro sin
escenario y con poco público.
UXU con un baterista que no había visto en vivo,
una verdadera máquina humana de ritmos. Arremetió con un set frenético casi sin
pausas entre un tema y otro. Si bien esta bueno escuchar su música grabada,
creo que el fuerte es verlos en vivo, es una verdadera experiencia. Nunca es
igual, de hecho, la última vez que los había visto tocaban con guitarra, bajo y
batería, mas estilo canción. Esta vez despliegan un arsenal de máquinas sobre
dos mesas, mucho cable por todos lados. Un micrófono que cada tanto cobra
sentido cuando Carlos suelta alguna frase, como la célebre “Todo me parece
posible” con un aire entusiasta, pero que enseguida refuta con una más
pesimista “Todo me parece inútil”. Se nota como disfrutan Carlos y su compañero
eterno, Héctor Ongarato, deslizando sus dedos sobre los samplers, mientras se
mueven frenéticamente alumbrando con sus pequeñas linternas, perillas, teclas,
sus caras y al público. Cada tanto, Héctor, arroja una bocanada de humo, sobre la mesa, con su
cigarrillo electrónico, cubre todo con una extraña neblina
que dura unos pocos segundos. Más que un recital es una experiencia
performática que vale la pena experimentar. UXU también dibuja, con puntos y
líneas, por momentos continuas, rectas, y otras curvas, y sobre todo diagonales
que buscan fugar hacia algún lado, en algún momento parecen graficar alguna
figuración cuando las palabras se hacen presentes, pero enseguida vuelven a su
forma más pura, la abstracción. Parece ser una especie de dialogo entre los
tres, en algún momento se nota como el baterista Arnaldo Taurel, responde a las
propuestas sonoras de los osciladores y viceversa. Mientras tanto, nosotros nos
perdemos en el medio de esa charla musical, especie collage sonoro, absorbiendo
lo que podemos, como podemos.
Creo
haber leído por primera vez, algo sobre UXU y Carlos, en la revista “Esculpiendo
Milagros” a principio de la década del 90, al poco tiempo escuché algún
cassette que conseguí en el parque Rivadavia. Volví a prestarles atención luego de ver el
video de su tema “Elefantes” en el programa de Peter Capusotto. Bajé algunos de
sus discos de algún blog, y fui a verlos en 2011.
Pensándolo
bien, creo que tanto Carlos como UXU, es algo que siempre se está
redescubriendo, reencontrando. Quizás un artista de culto también sea eso, algo
con lo que uno vuelve a encontrarse cada tanto, en algún reducto, virtual o
físico, para volver a sorprenderse. Y darse cuenta que el verdadero arte, el
auténtico, ese que trasciende el tiempo y nos interpela, no siempre esta donde
creemos, o donde nos dicen los medios que esta.
Mientras
tanto los Alonso siguen dibujando.
Boceto
tinta 20119
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