viernes, 14 de octubre de 2011

Luís Almirante Emmet Brown

Luís Alberto
Lapiz Policrómo y acuarela 2011

Al Tío Dani

Bueno, tarde pero seguro, quizás uno de los mejores recitales que haya visto en mi vida fue el de Luís Alberto Spinetta y sus bandas eternas en el estadio de Vélez Sarsfield el 4 de diciembre de 2009, “Bandas Eternas” nunca tan bien puesto el titulo, ya que la idea del tiempo, se nos fue un poco de las manos a todos los que estuvimos en ese espectáculo, una noche increíble, donde nos dejamos atrapar durante un buen rato, por el talento de tantos grosos de nuestra música popular, y digo, dejarnos atrapar ya que luego de tres horas de show, bromeábamos con que el flaco nos había tomado de rehenes, y no nos soltaría hasta la última nota, que se le antojaría compartir, ah ¿así que quieren Almendra? Tomen, ¿Quieren Invisible? Acá tienen, ¿Quieren Pescado? Yo les voy a dar pescado, de esta manera, tan directa, nos tiro por la cabeza un repertorio impresionante de tamazos, y encima en cada uno presentaba unos invitados, que también dicho sea de paso, la descosían, entonces perdimos la noción del tiempo y el espacio, ¿Cuanto hace que esta tocando? Pregunto alguien, ¡No se, se fue al carajó! fue la respuesta mas acertada.

Por mi parte, lo que mas me fascino fue Invisible !Que trío¡ mamita, uno mas zarpado que el otro, que precisión, parecía que nunca habían dejado de tocar juntos, claro que con pescado también disfrute de lo lindo, y con Almendra me emocione hasta las lagrimas, en realidad ¿Quien no de los que tuvimos la suerte de estar ahí? Sobre todo con muchacha, Luís hablándole a la madre, que estaba ahí abajo en primera fila, le atino un: “mira mamá somos los muchachos estamos juntos” o algo por el estilo la verdad es que no recuerdo bien la frase, pero era algo por el estilo, entonces el flaquito, como si se encontrara bajo la piel del Doc Emmet Brown de volver al futuro, nos lleva de viaje al pasado, con una guitarra por time machine, en vez de un Delorean, y a lo mejor recordando cuando ensayaban en su casa, a la hora de la merienda, como contaron en varias entrevistas, cuatro tipos y una guitarra acústica, nada más, excepto la magia claro, que se hizo presente esa noche, para repetir este himno de nuestro rock una vez mas arriba de un escenario, alguien siempre solía decirme: “este tema que estoy haciendo le va a romper el culo a Muchacha ojos de papel” como si eso fuera un parámetro para llegar algún lugar y pasar a la historia, como lo hicieron los Almendra. Pero volviendo al tema, con que poco puede hacerse tanto, según El flaco la tocaron casi como se grabo de una sola toma, el parado con la guitarra, los otros tres al lado haciendo los coros, parafraseando a Edelmiro Molinari “Que locura la simpleza” ¿Como podemos emocionarnos tanto con una canción? quizás de eso se trate la música, a mi en ese momento me venia a la cabeza mi amigo que me decía la frase que les conté, también otro amigo, Horacio Fernández, uno de los responsable de buena parte de mi educación musical, quien me hizo escuchar por primera vez a Led Zeppelín, La pesada del rock, Rolling Stones, Moris y tantas otras bandas, también me acordaba de Luís el Panadero de Escalada, amigo de mi viejo, otro personaje, que nos rompía la cabeza con discazos, a mi y a mis hermanos cuando solíamos ir a trabajar a la panadería.

La música puede transportarnos en el tiempo y el espacio, Luís Alberto, es tal vez uno de los pocos músicos que posee esta habilidad, cantidades de canciones, de palabras, de melodías, que nos suenan familiares, creo que su música, de alguna manera nos hace sentir en casa, esto no pasa tanto en un recital extranjero, pues cada uno de nosotros esta presente en esas canciones, vive en esas estrofas, como mi amigo Pablo, Horacio o Luís el panadero de escalada.

Al finalizar la velada caminamos con mi tío Dani hasta mi casa, ya que era imposible conseguir un medio de transporte vació, había gente por todos lados, paramos en una pizzería y me encontré con un conocido totalmente desorbitado, tragando entera una porción de pizza que envidiábamos con la mirada, no paraba de decir ¿Viste lo que fue invisible? La pizzería explotaba de gente y tampoco pudimos comer, así que salimos otra vez, y a seguir caminando, que va ser no todos podemos viajar en el tiempo sobre una guitarra alada como el gran Luís Alberto Brown.