martes, 26 de noviembre de 2019

1x1=Carlos Alonso

"UNO X UNO"
Tinta 2019
Al mencionar a Carlos Alonso muchos pensaran automáticamente en el dibujante, el famoso genio de la línea, que ha creado hermosas y terribles imágenes, como su famosa serie de dibujos y pinturas “El ganado y lo perdido” o la desgarradora “Hay que comer”, sin dudas es mi artista visual preferido del arte argentino. Pero también, existe otro Carlos Alonso que admiro, que crea imágenes bellas y desgarradoras a partir del sonido. Para quien no sepa, viene haciendo música desde la década del 60, y entre otras cosas es uno de los pioneros de la música electrónica.
Al igual que el dibujante, es ecléctico, no se queda en un lugar, siempre parece estar en una búsqueda constante, su paleta es muy variada, a veces más rock, otras veces mas acústico y otras puramente electrónico. Pero ojo, si bien esa paleta es amplia, suele tender a los valores mas bien bajos (oscuros).
Desde la década del 80 lidera su proyecto “Uno x Uno”, con el que recorrió, en todos estos años, el punk, post punk, dark, industrial, tecno pop y hasta el tango. Sin claudicar en su postura estética, y cuando hablo de postura estética me refiero a una manera de hacer arte, que tiene que ver con tomar riesgos, algunas veces por estar adelantado a su tiempo o quizás por ser consideradas propuestas extremas por cierta parte de los medios, quedan afuera del gran mercado artístico. También creo que es una elección, que toman ciertos artistas a la hora de hacer y mostrar su obra. Por otro lado, puede que el mercado no sea algo que les preocupe demasiado, sino harían otra cosa. Esos riesgos posicionan al artista en un lugar de los que algunos reniegan que es el “Artista de culto”. Ahora bien, ¿Qué es un artista de culto? ¿Alguien que crea cosas para unos pocos? ¿Para entendidos? ¿Para ellos mismos? ¿Un poco de todo esto? Puede ser.
El viernes 22 de noviembre pude volver a ver a UXU, esta vez en formato electrónico. Luego de la insistencia de Mauro, un compañero de trabajo, que además es amigo de Carlos y a quien agradezco su insistencia de ir a verlos.
Para empezar, abría el show “Honduras”, una banda que no conocía y que me gustó mucho. Recomiendo su último disco “El Cimarrón”. Dos tecladistas y un guitarrista crean atmósferas de ensueño, el guitarrista parece flotar en la música, un verdadero viaje. Impactantes visual y sonoramente. Nos quedamos en la entrada del recinto tomando una cerveza con Mauro y Martín (otro amigo), y no dejaban de sonar unos teclados constantes, parecía como si nos llamaran. ¿Esto es Honduras?, le pregunté a Mauro. Sí, ¿nunca los viste?, está buenísima la banda y es muy lindo verlos. Entramos y nos sentamos en el piso, hace rato no veía algo de tan cerca y fue muy agradable. Enseguida entendí que estábamos donde había que estar. Un lugar oscuro sin escenario y con poco público.
UXU con un baterista que no había visto en vivo, una verdadera máquina humana de ritmos. Arremetió con un set frenético casi sin pausas entre un tema y otro. Si bien esta bueno escuchar su música grabada, creo que el fuerte es verlos en vivo, es una verdadera experiencia. Nunca es igual, de hecho, la última vez que los había visto tocaban con guitarra, bajo y batería, mas estilo canción. Esta vez despliegan un arsenal de máquinas sobre dos mesas, mucho cable por todos lados. Un micrófono que cada tanto cobra sentido cuando Carlos suelta alguna frase, como la célebre “Todo me parece posible” con un aire entusiasta, pero que enseguida refuta con una más pesimista “Todo me parece inútil”. Se nota como disfrutan Carlos y su compañero eterno, Héctor Ongarato, deslizando sus dedos sobre los samplers, mientras se mueven frenéticamente alumbrando con sus pequeñas linternas, perillas, teclas, sus caras y al público. Cada tanto, Héctor, arroja una bocanada de humo, sobre la mesa, con su cigarrillo electrónico, cubre todo con una extraña neblina que dura unos pocos segundos. Más que un recital es una experiencia performática que vale la pena experimentar. UXU también dibuja, con puntos y líneas, por momentos continuas, rectas, y otras curvas, y sobre todo diagonales que buscan fugar hacia algún lado, en algún momento parecen graficar alguna figuración cuando las palabras se hacen presentes, pero enseguida vuelven a su forma más pura, la abstracción. Parece ser una especie de dialogo entre los tres, en algún momento se nota como el baterista Arnaldo Taurel, responde a las propuestas sonoras de los osciladores y viceversa. Mientras tanto, nosotros nos perdemos en el medio de esa charla musical, especie collage sonoro, absorbiendo lo que podemos, como podemos.




Creo haber leído por primera vez, algo sobre UXU y Carlos, en la revista “Esculpiendo Milagros” a principio de la década del 90, al poco tiempo escuché algún cassette que conseguí en el parque Rivadavia.  Volví a prestarles atención luego de ver el video de su tema “Elefantes” en el programa de Peter Capusotto. Bajé algunos de sus discos de algún blog, y fui a verlos en 2011.
Pensándolo bien, creo que tanto Carlos como UXU, es algo que siempre se está redescubriendo, reencontrando. Quizás un artista de culto también sea eso, algo con lo que uno vuelve a encontrarse cada tanto, en algún reducto, virtual o físico, para volver a sorprenderse. Y darse cuenta que el verdadero arte, el auténtico, ese que trasciende el tiempo y nos interpela, no siempre esta donde creemos, o donde nos dicen los medios que esta.
Mientras tanto los Alonso siguen dibujando. 

 Boceto
tinta 20119

martes, 19 de noviembre de 2019

Travestí 25 aniversario


"Claroscuro"
Grafito 2019

Daniel Melero acaba de reditar su disco Travesti en vinilo. Para la ocasión hizo una presentación en el teatro ND. Con una puesta visual exquisita, proyecciones sugerentes envuelven a los músicos que mantienen la tensión durante todo el show. Mientras Daniel hace y desase a su antojo, viejos temas de su abultado repertorio. Se muestra frio, siempre distante, me recuerda por momentos a Brian Ferri, aunque para muchos sea el Brian Eno argentino. Hermosas versiones del disco en cuestión, mas un puñado de clásicos inoxidables como “No dejes que llueva” “Trátame suavemente” o la inquietante “Sangre en el volcán”
Acompañado en muchos temas por Diego Tuñón de Babasónicos en teclados, que se lo nota muy a gusto durante toda la performance, lo demuestra bailando sin parar mientras aporrea las teclas y las perillas. También contó con la participación de Carca en varios temas, festejado por el público, cual chaman de las seis cuerdas, gigante y glamoroso, preciso y emotivo en sus solos, que ejecuta tranquila y elegantemente con su guitarra estilo Flecha. Sobresalen las versiones de “Amazona”, “Libertad” y “Amor difícil” (Este último pertenece al que para mí es su mejor disco “Cámara” y que dicho sea de paso no estaría mal una reedición)
Melero, representa para muchos un músico de culto, extraño, experimental, moderno y un tanto freak. Una especie de espectro, que esta, pero no se lo ve, una presencia etérea. El mismo suele jugar con esto de que no es músico, que no es famoso, que no sabe tocar ningún instrumento y cosas por el estilo. Si bien es cierto que en algún momento represento lo nuevo, demasiado moderno para los roqueros autóctonos. Su propuesta con Los Encargados fue rechazada, por el publico y parte de la prensa, allá por los primeros ochenta, pero supo ganarse su lugar en el podio de los músicos indispensables de la música popular Argenta. A base de trabajo, aunque el diga que nunca trabajo, posee una cantidad enorme de música grabada, mas sus aportes como productor de varios discos fundamentales, sobre todo el periodo de los años 90 donde su mirada le dio a algunos grupos una calidad de sonido sobresaliente.
Para ser alguien que no trabaja, resulto ser demasiado prolifero, y una particularidad en su obra es lo disimiles que suelen ser algunos de sus discos. Casi nunca repite formulas, en todos ellos hay cierto grado de búsqueda, de inconformismo con lo que debe ser una canción. O una obra de arte. En algún momento de la década del 90 pensó que seria bueno hacer un disco diferente, un disco de fogón, con hits radiales como “Quiero estar entre tus cosas” o “Resfriada” y resulto ser una jugada maravillosa, que contó con la participación de varios amigos y colegas. Inmediatamente se convirtió en un clásico, y le dio su tan merecido reconocimiento pop. Con un título más que sugerente, Melero se trasviste, se transforma por un rato en un músico de rock, deja su traje del Sr Tecno y con la presencia de la guitarra acústica en primer plano, y unas melodías pegajosas, logra emocionarnos.
Hoy con una edición de lujo en vinilo 180 grs. Podemos volver a disfrutarlo, sabiendo que se trata sin dudas de uno de los discos fundamentales del rock argentino.
    
Boceto
tinta 2019

La yapa, para finalizar una noche hermosa, fue encontrarme a la salida con Ramiro "El Canario" un amigo de Chascomús, gran fanático de Melero que hacia muchos años no veía.