"Cerati/Melero"
tinta y digital 2013
Ariel Tenorio.
Vueltas
por constelaciones lejanas
Dos
años antes de tener mi primera guitarra eléctrica y tocar mis primeros acordes,
grabé un disco: Constelaciones. Nos
pasamos horas con Mariano, un amigo, improvisando canciones con un teclado Casio o Yamaha (básico, pero que tenía una opción para grabar una
secuencia de sonidos, una especie de sampler
muy rudimentario) y algunos instrumentos de percusión. Eso fue a principios del
año 1992. Un tiempo antes había salido el disco Colores santos de Cerati y Melero. Lo escuchábamos todo el día en
la Ferretería de mi amigo y no pasó mucho tiempo hasta que imaginamos hacer un
disco que, claro, sería un afano.
Debo
confesar que no recuerdo mucho las canciones, pero creo que eran más bien del
estilo de “Quatro” o “Alborada” (colchones de teclado y bases insistentes),
porque con los conocimientos limitados que poseíamos de música no creo que
hayamos logrado nada semejante, ni siquiera cercano, al disco de Gustavo Cerati
y Daniel Melero. De todas formas, más allá de lo formal, grabamos el casete con
un viejo grabador que tomaba sonidos de aire y nos divertimos mucho. Luego
hicimos una tapa, ¡en la que no faltaban las imágenes de planetas y otros
astros! Unos años después, con mi hermano Ariel (creador de este blog) en bajo
y voz, Mariano, el colo, en batería y yo en guitarra y voz formamos una de las
primeras bandas de rock en las que toqué. Ahora que escribo esta reseña, pienso
que tal vez no fue casualidad que una de las canciones de Frecuencia, así se llamaba la banda, se titulara “Fugaz” y que
dijera en el estribillo: “como una estrella fugaz...”. En fin, esa influencia
espacial de Colores santos nos
perseguía todavía…
Si
me pidieran algunas características del disco de Cerati/Melero podría decir que
se trata de ecos insistentes, flujos de
sonidos electrónicos, acoples de guitarras distorsionadas. Un adelanto de lo
que después sería Dynamo, para mí, el
mejor disco de Soda. Porque en Colores
santos ya se pueden encontrar algunas influencias bien marcadas de la
música noise inglesa, por ejemplo,
las guitarras saturadas del final de “Vueltas por el universo”, las de “La
cuerda planetaria” o “Marea de Venus” nos remiten directamente a bandas como The Jesus and Mary Chain, My Bloody Valentine o Sonic Youth.
Pero
el disco, además de influencias, también tiene rasgos propios e inconfundibles
del estilo de estos dos grandes músicos argentinos. Por ejemplo, en “Tu
medicina” nos encontramos con un tema más cercano al sonido de Canción animal (hasta se podría decir
que quizás es la continuación de “Té para tres”, porque el tema habla de la
muerte del padre de Gustavo Cerati, a quien está dedicado el disco): los solos
de guitarra más bien virtuosos, algunos arpegios y las melodías de voz; algo
similar pasa con el tema “Colores santos”, que podría ser tranquilamente un
tema de Soda. En cuanto al estilo de Melero, se hace presente en los temas más
electrónicos como “Quatro” o “La cuerda planetaria”, además, el tono más
monótono, grave y desganado de la voz de Melero (muy distinto al de Cerati) en
temas como “Cozumel” que, a mi entender, tiene una de las mejores frases del
disco: “El aire ríe, sin respuestas...”.
Espero
que les haya gustado esta reseña/anécdota. ¡Ari, gracias por la propuesta de
escribir sobre este discazo!
Aqui un pequeño documental de como se grabo
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